¡¡Comenzamos con los relatos!!

¡¡Hola a todas y a todos!! Soy Lubrín, una mariposa muy inquieta a la que le gusta estar, sobre todo, revoloteando por los colegios. Me he quedado últimamente planeando por el cole Victoria Eugenia porque he visto que los bolis de estos chicos y chicas corren con gran fluidez. ¡Ah, no os lo he dicho! Soy una mariposa de tinta china, nacida de un cuaderno de estudio, pero con tantas ganas de volar que me escapé en cuanto abrieron la ventana. Y, claro, la tinta me llama, y me encanta leer, y mirar dibujos, y colarme en libros... ¡Y por eso estoy tan contenta! ¡He encontrado muuuuchas historias! ¿Queréis saber cuáles? Pues leed ésta de Pablo Torres Antúnez, de sexto de Primaria y ya veréis lo que os gusta. ¡Y no os preocupéis que habrá muchas más! Volando voyyyyyyy, volando vengooooooo...

Un crimen casi perfecto

Soy el detective Harry Braiantolf, de 24 años. Estudio en la academia Grandes Fuentes y estoy en un caso un tanto complicado.Todo empezó cuando estaba en la agencia de detectives de New York, y, a las 6 de la tarde, sonó el teléfono. Yo estaba a punto de irme, pero contesté a la llamada. Una extraña voz de mujer me indicaba que había sucedido un crimen en un hotel. Me dirigí al hotel sobre las 8 y media de la noche con el comisario Owgolf y la señorita Amanda. Había resuelto muchos casos junto a ellos y les tenía mucho afecto, por eso me los llevé conmigo. Una señora nos estaba esperando a la entrada del hotel y nos explicó que ella nos había llamado y que era la recepcionista. Nos condujo hasta una habitación, la número 13. ¡Una extraña casualidad! La abrió y descubrimos una habitación completamente desordenada. Con una botella de licor encima de la cama y un paquete de tabaco vacío al pie de la ventana. Podrían ser pistas o
Bien el autor de esto nos querría confundir. Pero descubrí una pista que el causante de todo esto había dejado pasar: Un recorte de revista pegado en la ventana.
-Y, ¿Qué se han llevado, señora?-Pregunté yo.
-Unos planos muy importantes, señor detective. ¡Los planos de la Estatua de la Libertad!
¿Podría ser que el criminal estuviese planeando derrumbar la Estatua de la Libertad? Recogí el papel pegado en la ventana e intenté descifrarlo, pero sin éxito.
Con los nervios, me fumé un cigarrillo, pero el mechero casi quemó el papel. Acto seguido, ví que el papel estaba cambiando las letras, como si estuvieran en tinta invisible. Ahora era visible el verdadero texto, donde ponía algo totalmente distinto:
A las 12 de la noche váyase al almacén del puerto. Allí le esperaré. Y tráigase consigo los planos.
-Al parecer, el ladrón tenía un cómplice que le dejó esta nota, pero con las prisas, se le olvidó recogerla.-Aclaró Owgolf.
-Sí, así que debemos ir allí a la hora exacta para desenmascarar este asunto.-Dijo Amanda.
Llegamos a la hora dada al almacén. Estaba todo oscuro y no se veía nada, lo cual nos empujó a encender las linternas.
-¿Hay alguien ahí?-Gritaba yo.
De repente, una sombra se movió delante de nuestras linternas. Perseguimos a la persona por todo el puerto hasta que esta, exhausta, se apresuró hacia el coche con el cómplice. Hicimos una persecución de coches gritando: ¡Deténgase! Por fin, después de horas y horas de persecución, los acorralamos en un callejón sin salida.
-¡Salgan del vehículo con las manos en alto, están ustedes arrestados!-Les advertí yo.
Salió una figura familiar... ¡La recepcionista! Y junto a él otra persona de unos 37 años de edad.
Llamamos a la policía y los detuvieron. En cuanto a mí ¡Me subieron de rango, con el sueldo incluido! He aquí otro gran caso del detective Harry Braiantolf.